miércoles, diciembre 19, 2007

Reverdeciendo



Cuanta sangre y cuanto hastío, cuanto llanto, cuanta duda, cuanto polvo, cuanta culpa, cuanto amor.

Como si las paredes se fueran consumiendo agónicamente,
como si los trapos sucios tirados fueran los únicos habitantes vivos, como si la luz que se colaba por la ventana ya no encontrara reflejo, como si la sustancia dulce que lubricaba nuestra máquina, se hubiese secado.

Me siento espectadora en un complicado tráfico de miradas que no dicen nada, que buscan cruzarse con alguna otra, que esté tan perdida como todas esas, deleitada por la calma, seducida por la soledad más profunda, duermo las emociones, condeno las sensaciones, te culpo y dejo crecer las alas.

sábado, julio 21, 2007

Crëcen alas en mi espalda...


Vuelan tus palabras, amarillas, casi verdes, se estancan, caen al
vacío, se estrellan en el asfalto sangriento y mueren, débiles, livianas, rotas, ya no son más que el calor de tu aliento.
Puedo verlas escaparse, desafiarte y salir a volar, romper los códigos, atar los lazos, derrapar. Podrías estar en el mismo lugar, podrías nunca haber rozado el color, podrías no volver a verlo, podrías perder el poder.
Me descubro silente, esperando al tiempo, espectando en equilibrio.

domingo, enero 07, 2007

El Cuervo



















Volviendo a la nada,
después de tocar el cielo y volar por tus sienes,
con las manos vacías y el alma en pedazos,
intentando buscar razones para volver a volar.
¿Para qué llegué tan alto?
para caer con mas violencia,
para estrellarme de nuevo.

Te mueves cauteloso,
provisto de valores y caretas que usas a conveniencia,
mostrando el mejor perfil.
Osé desnudarme para vos,
para enseñarte mis puntos débiles,
error...
no debí mostrarte como destruirme.

No aprendiste del dolor,
alimentaste tu impotencia con furias reprimidas,
perfeccionaste tu inconciencia,
desarrollaste personalidades diferentes,
un escenario admirable,
un acto perfecto, un golpe seco e infalible,
para mí...

¿Y ahora qué?
Seguís sobrevolando la escena...
no te vas del todo.
tampoco bajas para terminar lo que empezaste,
me enseñaste a volar,
para cortarme las alas,
para mutilarme el alma...

Te veo desde acá, oscuro e impotente,
eclipsando mi esperanza,
carroñándome el sueño,
esperando a que me pudra...
para bajar a terminar tu acto
y subir de nuevo satisfecho con mi carne...
a buscar nuevas presas, que calmen tu dolor.

jueves, enero 04, 2007

Cualquier mirada, cualquier palabra desde tu sillón, es carne para mi ilusión..


Jugando, me acechabas agazapado, cachorro incansable, saltabas sediento sobre mí, atrapándome, deslumbrándome.
Observabas todos mi movimientos, con paciencia sabia y envidiable; me volvía predeciblemente tu presa.
Planeabas tu ataque nocturno, sabías exactamente dónde dar el golpe, agresivo, felino, violento.
Tu mirada soberbia me desmenuzaba lentamente; salvaje, desgarrabas mi carne, saboreabas mi sangre, orgulloso en tu cacería, agotado, extasiado, te dormías en mis brazos.
Satisfecho, impregnado en mis fluidos, huías escurridizo, desechando vestigios, dejando tu huella imborrable, marcando el territorio para siempre.